EN PERSPECTIVA:
Por unas u otras esto del correr me ha venido tarde. Años atrás
arrastre una serie de esguinces de repetición que me recomendaban otros deportes menos
lesivos con las articulaciones inferiores. Pero hace un par de años y gracias a
mi fisioterapeuta, comencé a correr, creo que desde los tiempos del instituto
no corría, otros deportes, los que quieras, pero el miedo a las lesiones me alejaba
del correr.
El caso es que empecé con distancias discretas, siempre por
monte. 6km…8km…incluso 10km La realidad es que 2 o 3 veces a la semana siempre
he corrido en estos dos últimos años. Libera estrés, te desplazas por un entorno
agradable (siempre corro en monte), te mantiene en forma…todo ventajas.
Paralelamente a todo esto y entre otros deportes hago
montaña, muchas modalidades dentro de ella. Cuando hacía ascensiones clásicas por
las rutas normales (como puede ser Peñalara por la “romería” o Cabezas de
Hierro por el GR 10) encontraba gente corriendo…!!Corriendo por ahí!!
Vamos a ver…si yo voy jodidillo con el ultimo tirón a
Peñalara por el pedregal tras la loma de las hermanas…¿Como ostias sube alguien
corriendo por ahí??Que me lo expliquen…
Pues ayer hice una carrera de 19km, desde el Puerto de la
Morcuera cercano a Miraflores para terminar en Navacerrada Puerto. Esta ruta se
le conoce como cuerda larga al ser un largo cordal montañoso que une las
citadas poblaciones. Vas encadenando “dosmiles”, tiene respetables desniveles,
complicados roquedos que exigen nociones de trepada para librar las Cabezas de Hierro
(2ª altura de la Comunidad de Madrid tras Peñalara), también tiene cómodas lomas
ascendentes y descendentes. Y lo más característico, sus vistas. A un lado la
rampa del Guadarrama, una larga caída hacia Madrid de terrenos depositarios de
las arenas y barros fruto de la erosión del granito, La Pedriza es nuestra
vecina en gran parte del recorrido, que en Asómate de Hoyos se da la mano con
este cordal al otro lado tenemos el Valle del Lozoya que comienza apretadísimo en
Cotos y va abriendo hasta culminar allá en la Nacional 1 y lo mejor de todo, la
potente estampa de nuestro pico más relevante, el Peñalara y su precioso circo
glaciar con sus lagunas, una mole de piedra que acaricia los 2500 metros de
altura.(se queda unos metros por debajo).
¿Cómo he acabado haciendo esta carrera? Todo empezó en la
primavera de este mismo año, nos juntamos unos cuantos amigos casi todos con
base de correr (yo el que menos, ya os he dicho… escasos 2 años) junto a otros
ya iniciados en esto del trail running. Y nos hemos ido nutriendo unos de
otros. Los ritmos son distintos pero corremos en equipo lo que ayuda a que
cohesionemos en cierta medida los ritmos. Pedriza, Camino Smith, Barranca,
Maliciosa han sido algunos de nuestros escenarios. Al comienzo me moría de
agujetas y dolores, no diré nada de ampollas o torceduras de tobillos
(inevitable en esta disciplina).
La cosa es que hace unos meses nos liamos la manta a la
cabeza y nos apuntamos al XXV Cross de la Cuerda Larga. Una 20k como se le
conoce en el mundillo. Dura y exigente y más complicada si se presenta mal
tiempo, como así fue.
Hemos entrenado duro y el último mes a razón de 2 veces
semana, hablamos que estos entrenamientos exigen que se desarrollen en alta
montaña, esto es, pillar un coche, desplazarse, que te caiga la noche si el
entreno es después de currar. Aun así, 0 quejas, meterse un chute de pino
fresco y montaña tras una sufrida jornada de curro, no tiene precio.
LA CARRERA
La organización nos metió un poco de acongoje con el e-mail
que recibimos el jueves previo a carrera. “Se esperan condiciones especialmente
duras de frio y lluvia”. Hablamos de alta montaña y ya casi en noviembre. Yo
hago Alpinismo y montaña invernal, con todo mi equipo he estado a -20º
escalando sin mayores problemas, pero aquí llevas unas escuetas mallas y una camiseta transpirable tapada por un
chubasquero lo más ligero posible…eso es todo.
El mismo día de carrera quedamos en Navacerrada a una hora
indecente…7:30 de la mañana de un frio y ventoso domingo. Las cumbres de la
Cuerda Larga estaban tapadas por el típico Foehn (Nubes agarradas a las cimas
con aspecto algodonoso si se observa desde fuera, dentro de dichas nubes suele
hacer un tiempo inestable, frio y con precipitación)
Llegamos al punto de salida, La Morcuera. Había un huevo de
coches, me alegro que no seamos los únicos colgaos que a pesar de todo vamos a
correr. El ambiente acojona, hay un nivel brutal. Ya solo viendo calentar a
algunos piensas “!vaya sopa nos van a dar!”. Los nervios en la recogida de
dorsales eran palpables. Hacia un frio de pelotas, la niebla nos acompañará en
todo el recorrido y tiene pinta de arrear lluvia en cualquier momento.
Así con todo, nos echamos unas risas y unas fotos antes de arrancar,
a poco más nos dio tiempo. Dan por megafonía el aviso que en dos minutos
arrancamos.
La salida fue espectacular. El primer paso es La Najarra, una
durísima cuesta interminable que lleva a la mayoría 30 minutos de constante
ascenso hasta el primer control. Lo que más me impresiono es a los putos
maquinas de cabeza subirlo a puro trote y la impresionante marea humana repleta
de colores flúor y vestimentas variopintas, en nuestro nivel subíamos andando
ligero, el primer resalte de roca fue un caos, un tapón de recordar. Pasado el
primer control se estira la gente y podemos empezar a correr. Menudo bocado nos
ha metido la Najarra a nuestras fuerzas, pero en cuanto comenzamos a llanear
estamos fuertes. No pierdo de vista a Raúl ni a Curro.
En las Lomas del
Pandasco está el primer avituallamiento, pare un segundin a beberme un Isostar
y no me detuve a más, queda mucha carrera por delante.
A partir de aquí es todo de coco, muy duro. Tenía la Cabeza
de Hierro Mayor como referencia, pues a partir de ahí conozco bien el terreno y
se que desde ahí ya la carrera seria otra cosa, menos dura dado el perfil.
Pero la Cabeza de Hierro mayor se hizo de rogar…y tanto. Casi
todo el desnivel de esta carrera (1250m) está entre La Najarra y el ascenso a
esta montaña, cada vez que llegábamos a unos pedregales todo el mundo
preguntaba si ya estábamos en Cabezas… “qué va!” Nos decían los que llevaban GPS, “aun queda”. Duro, durísimo.
Con una niebla y un viento cruzado que hacían más difícil los ascensos. Sigo
teniendo la referencia de Raúl, vamos en un grupo con muy buen nivel, me cuesta
seguirlos en ascensos, pero en los llanos, descensos y sobre todo en roca les
recorto y me quito bastante gente.
Por fin, tras un esfuerzo salvaje alcanzamos la Cabeza de
Hierro mayor, la cago y la salvo por el lado de roca en vez de por el sendero…manías
de uno que viene a estas montañas por otros deportes. Primera pérdida de tiempo
y pérdida de mi grupo de referencia. Conmigo viene un corredor con impermeable
color flúor. Nos reenganchamos al camino y vemos mas corredores con buen nivel,
ya estamos en la subida a Valdemartin, nos queda este desnivel gordo y ya está
regalado.
Coronamos Valdemartin, la niebla es muy densa y perdemos el
balizado de la carrera, generalmente la bajada aquí no tiene perdida, sigo al
corredor del impermeable flúor y comenzamos a descender…pero no vemos sendero
ni balizas, siguiendo la lógica nos orientamos hacia donde debería estar el
sendero…bajamos, bajamos y bajamos y nada…silencio total y una pedrera que no
nos suena. Esto nos obliga a sacar los móviles y encender el GPS. Cuesta que el
móvil arranque por la escasísima cobertura de estas zonas. La orientación con
niebla en montaña es sencillamente imposible, dependes de mapa y brújula o del
GPS de todas todas.
Se nos fue la ostia de tiempo orientándonos, media hora fácilmente,
una autentica pena a 3km fáciles de la meta. Y encima todo lo que descendimos
en dirección incorrecta, tuvimos que remontarlo, con 16 km en la espalda.
Retomamos el camino y damos con corredores que en condiciones
normales irían a 40 minutos detrás de nosotros. Cosa que se observa pues en la
bajada me voy quitando un montón de gente. Pero bueno, esto son cosas de la
niebla y la montaña, nada nuevo para mí.
La bajada por la pista de esquí fue preciosa, un descenso
directo al puerto. Multitud de gente animaba y nos miraba con cara de “estos de
donde coño salen”. La llegada fue una pasada, con todos los corredores ya
recibiendo los obsequios de la organización. Además montaron un tentempié suculento
en la sede de mi club el RSEA Peñalara.
CONCLUSION
Me ha encantado mi primera experiencia real en el trail
running. Aquí no hay descansos y es cierto aquello de que en carrera te creces,
lo di todo. Me apena enormente mis dos pérdidas de tiempo sin las cuales
hubiera visto mi rendimiento real. Pero claro, perderse es parte del trail
running, la próxima no me pasará, eso seguro y daré de nuevo todo con el único fin
de disfrutar y correr por la montaña.
Siguiente parada…Trail de Cercedilla.